3 julio, 2012

Historia

Preguntamos, quien de ustedes al escuchar el paso doble y las primeras estrofas no siente emoción?

 VILLA ESPAÑOLA – Click para descargar

 

Barrio de mi alma cubierto por las flores

de mil colores, gracia celestial, 

donde no existen las penas ni dolores

rincón de España que abraza al Uruguay

 

Barrio querido cubierto por las flores,

de mil colores refugio de amistad

ese es mi barrio que lindo que lo veo

Flor de Montevideo, orgullo nacional.

 

Villa Española con alma y vida

yo te dedico esta canción

para que escuches sus armonías

y se te alegre el corazón.

Barrio querido cubierto por las flores, 

de mil colores refugio de amistad

ese es mi barrio que lindo que lo veo

flor de Montevideo, orgullo nacional.

 

 

VIDEO VILLA ESPAÑOLA

EL VIEJO BARRIO  VILLA ESPAÑOLA
Por  Luis Grene

Los inmigrantes españoles tuvieron su lugarcito en el viejo Montevideo. A unas cuadras de la Villa de la Unión y pegadito al bravo Puerto Rico, por esos terrenos se afincaron “los gallegos”. Le llamaron la Villa Española. Un barrio de pura cepa popular que también con sus fábricas tuvo un hermoso perfil obrero y proletario. Las calles de tierra y piedras eran trilladas por los carros del reparto del pan tirados por caballos adornados con sonoros y brillantes cascabeles. Bien tempranito llegaban los bizcochos y el marsellés a la populosa barriada

Por esa antigua Villa Española del 900 también abundaban los tambos de los vascos que ordeñaban de madrugada y le servían a los vecinos unos vasos desbordantes de espumosa y tibia leche. La zona estaba salpicada de pequeñas quintas donde cultivaban verduras que luego en un carro tirado a mano las hacían llegar a toda la villa y a los almacenes de la Curva y 8 de Octubre. El perfil más determinante de ese barrio lo dieron los festejos que esos inmigrantes hispánicos trajeron a la vieja capital montevideana.

Un pedacito de su querida España en el Uruguay. Así nació el llamado “Campo Español” en un enorme predio sobre la actual calle José Pedro Varela con muy pocas casas a su alrededor. Gaitas, panderetas y guitarras con las castañuelas marcando el enérgico ritmo. Como eran laburantes obreros sólo tenían el domingo como día libre y lo aprovechaban a todo vapor. Iban a ese “Campo Español” y se organizaban las llamadas “romerías” llenas de gaitas y pasodobles. Muchos montevideanos de otros barrios con preferencia de la Unión se arrimaban a compartir esas alegres veladas.

Un panadero español, muy aficionado al baile, a todos alegraba con sus “zapateos” sobre una larga madera que ponía sobre el pasto. En ese “Campo Español” se tejieron lazos fraternos entre dos culturas. Y los montevideanos les llevaron sus tangos y milongas a cargo de “tríos” y “cuartetos” de entusiastas músicos. Un personaje importante que arrimó lo rioplatense a esos gallegos fue el pionero de la radiotelefonía don Agustín Pucciano. De su mano se organizaron certámenes de canto tanguero y actuaban orquestas típicas. Muy joven actuó en esas fiestas el maestro Racciatti que luego compusiera el tema “Peña Andaluza” dedicado a la pujante colectividad española.

Por el 1940 se funda el “Club Social y Deportivo Villa Española” dedicado primero al boxeo y luego al fútbol. En su pequeño galponcito tenía en su frente un cartel que decía: “Villa Española Boxing Club” y por ahí desfilaron grandes valores como Alfredo Evangelista muy famoso por haber combatido con Cassius Clay. Algunos pibes que vendían diarios en el barrio fundaron por la calle Larravide el “Club Canillitas”. El cuño obrero de la barriada se nutre con la primera fábrica y matadero de porcinos de los Hnos. Cristiani llamada “El Progreso”. Fundamental fue la fábrica “Funsa” dirigida en sus comienzos por unos rubios ingleses allá por el 30., En sus instalaciones se protagonizaron heroicos enfrentamientos entre los obreros y la despótica patronal. Todo el barrio apoyaba a los trabajadores con sus ollas populares ya que la mayoría de los vecinos trabajaba o tenía familiares que lo hacían en esa fábrica.

La Villa Española tuvo también su leyenda de balazos con los “matarifes”. Era gente que faenaba carne vacuna en forma clandestina en unos galpones que estaban en su mayoría por la cancha de Canillitas. Fueron famosos en la crónica roja los hermanos Varela que enfrentaban a los tiros a los inspectores y a los policías. Esos “matarifes” hacían mucha plata en los días de la “veda de carne vacuna”. Además del querido Canario Luna y el gran Obdulio Varela el barrio tuvo mucho antes un vecino famoso en su lejana época. Fue Samuel Puchet, trabajador de la “Funsa” y carnavalero que salía en la revista musical “Shangai de mis sueños”. Fue invitado a cantar con los famosos “Lecuona Cuban Boys” y con el nombre artístico de “Alvarado” recorrió todo el mundo.

 

 

 

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